Seguimos en crisis, por no decir que vamos a peor. Entre eso, los gastos de las navidades, los recortes y las subidas de impuestos y precios, mal se presenta el año.
Dice el INE que el IPC ha subido un 2,9% en 2.011, pero, ¿alguien se lo cree? Yo no sé de dónde sacan los datos para el famoso IPC, pero desde luego no compran en los mismos sitios que yo; ni pagan recibos de luz, agua, teléfono, gas, bonobus... ¿sigo?
En resumen, que toca apretarse el cinturón. Calidad de vida vamos a perder de todas todas, pero al menos podremos conservar cierta seguridad y tranquilidad con algunos movimientos sencillos. Eso suponiendo que no nos echen del trabajo, claro está, que ahí la cosa se complica mucho.
Para mejorar la situación económica hay dos caminos: aumentar los ingresos o disminuir los gastos. Aumentar los ingresos es el camino más fácil... en teoría; porque en la práctica, y con la que está cayendo, puede convertirse en misión imposible. Así que nos toca ponernos en plan zen y asumir que el camino difícil es el que te lleva a la felicidad.
Aprender a racionalizar el gasto y poner en práctica lo aprendido puede parecer algo aburrido así en principio, pero la recompensa hará que nos resulte cada vez más agradable: pasarse una horita revisando lo que hemos hecho, y descubrir que hemos conseguido ahorrar 100 euritos puede ser muy satisfactorio, y una buena motivación para pasarse otro par de horas organizando la economía del mes siguiente. Así, de paso, seguimos con el zen, y hacemos que la felicidad sea el camino y no el destino del viaje.
Lo primero que necesitamos es una multitud de datos; con un poco de suerte, la mayor parte de lo que necesitamos será documentación digital, es decir, estará en nuestro ordenador y no archivado encima del microondas o en el cajón de los papeles.
También necesitamos un soporte para los datos, o sea, ¿dónde los apuntamos? pues donde quieras: una libreta en papel, un documento de word, o una tabla de excel si te manejas bien con ellas.
Tienes que saber (y apuntar) cuánto ganas al mes exactamente; si no son iguales todos los meses, suma un año y divide entre doce (de momento, deja aparte las pagas extras); para ahorrar esfuerzos, usa los datos de tu última declaración de la renta.
Apunta también los gastos fijos no mensuales: impuestos de contribución y rodaje, recibos de seguros de vida, del coche, la casa, etc. Ahora, apunta los gastos mensuales o bimensuales: hipoteca o alquiler, luz, agua, teléfono, móvil, gas, internet, comunidad, colegio, clases, servicio doméstico, garaje, gimnasio... lo que sea. Para que no se te despiste nada, hazlo mirando el extracto bancario del último año.
Los gastos anuales divídelos entre 12; para los mensuales de cantidad variable, suma un año entero y divídelo entre 12. Ahora súmalo todo: ya tienes los gastos fijos mensuales.
La diferencia entre ingresos y gastos fijos es el dinero que te queda cada mes para comida, ocio, ropa, ahorro, y todo lo demás.
Sí, he dicho ahorro. Y no, no es imposible. Todo depende de la orientación. No es lo mismo ahorrar en general, para el futuro, para el día de mañana, que ahorrar con un objetivo: reformar el baño, pintar la casa, comprar una tostadora nueva, cambiar de coche, salir de vacaciones, comprarte un cuadro de Xosé Luis Veiras Manteiga, sustituir el ordenador, o tener pelas para las próximas rebajas...
Bueno, a lo que íbamos. Ya sabemos de cuanto dinero disponemos, ahora hay que distribuirlo; lo primero, la comida y demás gastos domésticos. Para ahorrar en este capítulo se pueden hacer muchas cosas, lo fundamental es planificar bien y aprovechar lo que ya tenemos. Echa un vistazo a «Controlar el gasto en la cocina».
Seguimos. Vamos a buscar gastos fijos superfluos, como suscripciones a revistas que casi ni miramos (y que podríamos sustituir perfectamente con su equivalente en Internet), canales de televisión privados o por cable que vemos cuatro días al mes (volvemos a echar mano de Internet para sustituirlos), la cuota del gimnasio o las clases de pilates que siempre nos saltamos por esto o aquello... seguro que si miras bien, encontrarás algún gasto al que en realidad no le sacas partido, y del que podrías prescindir sin problemas, así que recorta sin miramientos. La conexión a internet no, ¿eh? esa es sumamente necesaria, y además, sin ella no podrías leerme.
Y ya que estamos recortando, conténte con el móvil: haz las llamadas imprescindibles, y con la duración justa; no mandes 7 sms para quedar para tomar un café, es más barato hacer una sola llamada; siempre que puedas, conéctate vía wifi y no tarifa de datos; usa whatsapp en lugar de sms; olvídate de los mms, envía tus fotos y archivos por whatsapp o email; sustituye las llamadas a móviles por llamadas de fijo a fijo siempre que puedas, ¿realmente es imprescindible llamar a tu madre desde el super o puedes esperar a llegar a casa?
Antes de adquirir un móvil estupendo por 0 euros, simplemente contratando con esta o aquella compañía, calcula cuantas veces les vas a pagar el precio de ese móvil en el tiempo obligatorio de permanencia; lo mismo te compensa comprártelo de tarjeta o libre, aunque lo pagues al principio, a la larga será más barato. Y ya que estamos, ¿de verdad necesitas ese móvil tan estupendo y con tantas funciones que no vas a usar nunca?
En cuanto al teléfono fijo, seguramente tendrás llamadas nacionales gratuitas, así que solo puedes recortar en las llamadas a móviles y a números especiales, muchos de esos 901 y 902 que supuestamente sirven para ahorrar, pero que te cobran aparte, puedes sustituirlos por su equivalente en número fijo normal si buscas un poquito, por ejemplo aquí.
No podemos olvidarnos de los gastos financieros, es decir, lo que nos cuesta tener y gestionar nuestro dinero. Comisiones bancarias, intereses de préstamos y tarjetas, etc., que al cabo del año puede ser una buena cantidad.
Revisa tus extractos bancarios, averigua cuanto pagas en un año por tener y usar tus tarjetas, por tener cuentas bancarias, por intereses de esas tarjetas, y por intereses de préstamos e hipotecas. Una barbaridad, ¿no? El interés de las tarjetas suele ser altísimo, así que no te compensa tener deudas; procura dejar a cero el saldo de la tarjeta cuanto antes, y a partir de ahí paga a fin de mes todo lo que compres con ella, salvo extrema necesidad, y siendo consciente de que te costará más que cualquier préstamo personal. Plantéate limitar el número de cuentas bancarias, ¿por qué pagar comisiones en tantos bancos? y si es posible, negocia esas comisiones para que bajen o desaparezcan.
Volvemos a casa: productos de limpieza, aseo, ropa blanca... no almacenes limpiadores, si no te sirve lo tiras, y si sirve, úsalo antes de comprar otro; lo mismo sirve para los productos de higiene y belleza; en cuanto a la ropa blanca, corta las sábanas viejas para tener trapos para limpiar, tira las toallas viejas que solo ocupan espacio en el armario, y revisa lo que tienes guardado por ahí antes de ir de compras. Eso vale también para ropa y zapatos, claro. Revisa la regla del 20%.
Nota: La imagen de billetes de euro es propiedad de Rage Against, de libre distribución y obtenida en Wikipedia; dicha imagen representa un billete emitido por el Banco Central Europeo (BCE). Este diseño se encuentra registrado por el BCE, quien permite su uso condicionalmente a las Decisiones BCE/2003/4 y BCE/2003/5 de 20 de marzo de 2003 y, "en anuncios publicitarios o ilustraciones, cuando no haya posibilidad de que se confundan con billetes auténticos".