jueves, 12 de enero de 2012

¿TIENES UN EURO?





Casi seguro que un euro tienes, ¿eh? si rebañas un poco el monedero, al menos uno juntarás. Y también casi seguro que puedes prescindir de él. Sólo es un euro. No es un euro diario, ni un euro al mes, no; solo es un euro.

Ahora que ya tienes tu euro, busca una farmacia, seguro que alguna tienes cerca. Entras, pides una caja de “Pastillas contra el dolor ajeno”, entregas a cambio tu euro, y sales de la farmacia con un blister de 6 caramelos Pectol sin azúcar, de los de toda la vida. 






Acabas de ayudar a Médicos sin fronteras a continuar con su labor en lugares donde ir a la farmacia a por algo para el resfriado o llevar al bebé a urgencias porque tiene fiebre son solo fantasías irrealizables.

Muchas veces decimos que nos gustaría ayudar, que hay tanto por hacer, más aún ahora con la crisis económica mundial, que hay que colaborar, etc. etc. Y los escollos, casi siempre, son:


—No me sobra dinero ahora mismo...

—No tengo tiempo ni para mí...

—No sé cómo podría yo ayudar en realidad...

—A saber que hacen esas ONGs con el dinero...



Y todo eso es verdad, no me sobra dinero, la situación cada vez está peor, a mis días les faltan horas, no tengo ni idea de qué podría hacer que fuera realmente útil, porque con la de problemas que hay, fíjate tú, que voy a poder hacer yo, y además, lo que das a ONGs y asociaciones y tal, ¿llega a destino? ¿sirve de algo? ¿no se lo gastarán en vete tú a saber qué? porque, ¿quien controla eso?


Sí, yo también me planteo eso mismo de vez en cuando, con toda la batería de preguntas. Con el tiempo, he ido llegando a compromisos conmigo misma. Ya sé que no lo puedo solucionar todo, ni yo sola; también sé que mi vida no está precisamente orientada al voluntariado, bastante tengo yo con lo que tengo, y todo eso. Una de las lecciones más duras de mi infancia fue aprender que no me puedo llevar a casa todos los perros perdidos... pero alguna cosilla que otra sí que puedo hacer, de vez en cuando.


Cómprate una camiseta de Médicos sin fronteras para ir al gimnasio, o elige una billetera de lona como regalo de Reyes para ese adolescente al que, como todos los años, quieres darle un detalle además de dinero; dentro de la billetera va el dinero, y también la idea de colaborar. A fin de cuentas, ¿qué prefieres? ¿que valore a Médicos sin fronteras o a la marca surfera de moda? Si te estás preguntando porqué creo que ese euro sirve de algo, es fácil: conozco a gente que está ahí, sobre el terreno, viendo lo que hacen. 


En el maletero del coche tengo dos bolsas con ropa que no me voy a poner (grande, pequeña, no me gusta, no me la he puesto en tres años, etc. etc.), que el próximo lunes dejaré en un local de la parroquia donde se reúnen unas cuantas voluntarias de Cáritas: recogen ropa y menaje doméstico, y la reparten sobre la marcha a la gente que viene a pedirla. Algunas cosas ya las tienen destinadas, porque hay una, dos o tres familias que necesitan platos, o toallas, o sábanas, o... de todo, así que lo que vaya llegando se lo darán. Así que yo voy, y planto el coche en el vado de la casa parroquial, y abro el maletero, y empiezo a bajar bolsas... y generalmente, los hombres que están esperando por ayuda se acercan a ayudarme y cogen las bolsas y las llevan dentro.

Buena parte de la gente que ahora mismo necesita este tipo de ayuda en mi zona son inmigrantes que vinieron a trabajar en la construcción, y ahora... bueno, pues ahora no trabajan, claro. Y yo también soy inmigrante. Ya sabeis que soy gallega, mi pueblo lleva emigrando cienes y cienes de años; sabemos todo lo que hay que saber sobre estar solo, en otro país, con otro idioma, otras costumbres, otro todo.

¿Te acuerdas del Rey León? El círculo de la vida... la vida es un círculo, el mundo es redondo y gira, y hay que mantenerlo girando.

Así que ésta es mi forma de colaborar; en otro tiempo, quizás pasé algunas horas rellenando formularios que estaban fuera del alcance de quien empezaba a manejarse en castellano, o explicando qué quería decir la comunicación oficial que había llegado por correo certificado, o cómo hacer este o aquel trámite.


Sé de una señora de cierta edad, con su pensión de viudedad, que a primeros de mes se acerca al super y compra una caja de bricks de leche, para que la lleven al comedor social de su barrio. Es su forma de colaborar.


¿Encontrarás la tuya?









2 comentarios:

  1. Mañana me compro una cajita..además me vendrán genial los caramelos para la tos :)

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